Arte Rupestre En Asturias Gruta De La Peña O De Candamo

Su interior se encuentra distribuido en cinco zonas, en las que están las representaciones de animales como caballos, cérvidos, bisontes, un pez y un mamut. Cerca de la desembocadura del río Nalón, está la gruta de La Peña (Carretera de Grullos a Peñaullán, Km 4, San Román, Asturias), en San Román , la cual forma la más occidental en todo el conjunto de naciones con muestras de arte paleolítico. Cuenta con una longitud de unos 70 metros, galería y salón, encontrándose los paneles artísticos en el conocido como el Salón de los Grabados.

cuevas en asturias con pinturas rupestres

El arte de la gruta de La Loja se considera como entre las manifestaciones mucho más tardías del arte prehistórico y en lo que sí han coincidido los estudiosos es en adscribirlo al último periodo del Paleolítico superior, el Magdaleniense. Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, en el lugar «Gruta de Altamira y arte prehistórico paleolítico del Norte de España». Esta web utiliza Google+ Analytics para recopilar información anónima tal como el número de visitantes del sitio, o las páginas mucho más populares. Otra de las grutas rupestres más importantes de Asturias es la Cueva Covaciella en Cabrales.

Arte Rupestre En Asturias: Cuevas Prehistóricas

Tiene una pasmante galería de 700 metros de longitud, donde se tienen la posibilidad de ver más de cien grabados prehistóricos. La Cuevona de Ardines se puede visitar sin coste adicional con la entrada al Centro de Arte Prehistórico de Tito Bustillo, siempre y cuando haya disponibilidad, ya que el acceso a la Cuevona de Ardines se efectúa en pases con plazas limitadas. La Gruta de La Peña es un gran ejemplo del arte prehistórico paleolítico del Norte de España.

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Ciertas de ellas, ubicadas por el oriente y el centro de Asturias, están dotadas de equipamientos anejos lugar desde donde se organizan visitas guiadas que dejan comprender su increíble interés. Les invitamos a introduciros en esas cavidades que resguardaron a quienes nos precedieron en este paraíso, pero asimismo a conocer espectaculares espacios funerarios al aire libre y a dejaros imbuir por la magia de esas creencias y esa vida quizá no tan primitiva. Hasta aquí nuestro viaje por seis de las mucho más impresionantes cuevas rupestres que logramos hallar en Asturias. Pero hay que decir, que no son las únicas, puesto que el Principado cuenta con una rica muestra de arte prehistórico.

La Visita A La Gruta De Tito Bustillo

La salón principal de la Cuevona es una planta circular de unos ochenta metros de diámetro, con paredes cónicas cuyo vértice está desgarrado y deja pasar la luz natural desde una altura de 70 metros. Antes de la visita a la Cueva se debe acudir al Centro de Interpretación de la Cueva de la Peña, situado en el Palacio Valdés-Bazán de San Román de Candamo donde se proponen visitas guiadas cada hora antes de las programadas para la Cueva. La gruta y sus pinturas debieron tener un sentido mágico-ritual, a tenor de las comunes interpretaciones de este tipo de arte. Además, dentro suyo solamente se encontraron restos ni utensilios propios de haber hecho vida dentro de la cueva. El espacio artístico se ubica en el Salón de los Grabados, con seis cuadros. La cueva, de 15 metros de hondura y 8 de altura, aloja pinturas esquemáticas que por sus características y tipología, según los estudios llevados a cabo en ella, podrían relacionar a estas pinturas con la corriente esquemática naturalista que surgió en el Levante.

En la cueva se mezclan las pinturas y grabados de caballos, cabras, ciervos o bisontes, entre otros muchos, con figuras geométricas y zoomórficas. El arte parietal de la gruta de El Buxu tiene dentro también representaciones variadas realizadas en diversas técnicas, grabados y pinturas, y con un extenso repertorio, figuras geométricas y zoomórficas. En la desembocadura del río Cares, en Ribadedeva, se encuentra la cueva del Pindal. Su ubicación es muy especial, ya que está en el cabo San Emeterio y se accede por una entrada sobre el mar. La galería tiene una longitud de 600 metros, si bien solo puede visitarse la mitad.

Cueva De La Peña De Candamo

La gruta de Llonín se encuentra situada en la margen izquierda del río Cares, en la ladera oriental del Cueto Trijual. Su hallazgo científico se remonta al año 1971, aunque los lugareños la conocían desde bastante antes, puesto que la cavidad se usó durante largos períodos para madurar queso. Dejar esta cookie activa nos deja progresar nuestra web y el consumo de contenido por su parte. Tampoco es exageradamente grande, pero si cuenta con un maravilloso “Salón de los Grabados” de 70 metros precisamente, con seis panales, donde se puede ver sensacionales imágenes y complicadas superposiciones de situaciones de caza.

Buena exhibe de este tipo de arte parietal en nuestra región, que en ciertos casos nos equipara a los enormes centros de arte rupestre paleolítico de Europa. La gruta de Tito Bustillo se descubrió en el año 1968 y cuenta con una galería de 700 metros en la que se localizan 11 conjuntos que agrupan mucho más de cien representaciones pintadas y grabadas. Estas obras rupestres cambian según la época a la que forman parte y en ellas tienen especial presencia los caballos y los renos. Entre las cinco cuevas asturianas Patrimonio de la Humanidad, seguramente, la de Tito Bustillo sea la más famosa por el enorme público. Está en la villa de Ribadesella, en pleno macizo de Ardines, y acumula pinturas rupestres del intérvalo de tiempo magdaleniense del Paleolítico. Estos hallazgos aún mantienen vías abiertas de investigación, y cinco de estas grutas han justo el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Es más, los restos que se extrajeron suponen la mayor muestra de arte paleolítico de la zona. La Cuevona de Ardines está integrada en el sistema cavernario de Tito Bustillo. Sin embargo, un derrumbe hace cientos de años dificultó la conexión entre ambas.

Gastronomia Asturiana – Revela Sus Sabores

Se estima que los dibujos de la Cova del Demo datan de la Edad de Bronce, entre los años 1.500 y 1.cien antes de Cristo. La Cova del Demo, ubicada a 450 metros de altitud, fue usada a lo largo de varios años por los ganaderos de la región, que resguardaban allí su ganado. Fue Pedro Pablo Pérez, un vecino de Boal, cazador, el que descubrió un día que en las paredes de la cueva había algo mucho más que roca.