En este mercado se vende una extensa variedad de alimentos frescos como carnes, pescados, frutas tropicales, hortalizas y verduras. Asimismo dispone de puestos de quesos y vinos, y es el sitio perfecto para comprar productos locales y gourmet, como el almogrote o el mojo, a buen precio. Un nuevo Mercado se inauguraría el 25 de julio de 1851, utilizando parte del solar que quedaba libre después de haber construido el Teatro Municipal. En sus galerías interiores cobijaba 22 puestos de venta y en su patio central, descubierto hasta 1926, se vendían las frutas y verduras.
Este mercado de Santa Cruz ocupa un edificio neocolonial con arcos y patios de estilo mudéjar. Para hallarlo solo hay que buscar la singular torre del reloj o proseguir las cestas de la compra. El mercado da modelos frescos a costes confrontados y es el lugar favorito por los santacruceros.
Además, está ubicado en el casco histórico, en la plaza del Cristo, por lo que seguro que te coge de paso en una ruta turística por esta hermosa ciudad. Los puestos de esta plaza de abastos están surtidos de todo tipo de alimentos, como pescados, carnes, frutas y verduras, y también de una zona donde las flores son las protagonistas. Si se desean adquirir tejidos, zapatos u otro género de género, hay que dirigirse a una nave aneja. Además, junto al mercado se instala también el mercadillo del Labradores los martes, jueves y sábado, si se elige obtener sin mediadores. El recinto del mercado se llena todos los días con puestos de venta de todo género de artículos; podemos encontrar las usuales ventas de fruta, verduras y hortalizas, pero también artesanos que venden morteros, cuchillos o sombreros. Hay locales de venta fijos a lo largo del año, donde tiene lugar, sobre todo, la venta de pescado y carnes.
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Calificó como “muy positiva la noticia, ya que se trata de un proyecto que persigue un incremento significativo de la competitividad de esta instalación, mientras que se suma a otros de transformación de la ciudad; en un caso así, del ambiente de la Recova”. La administración del Mercado dependía del Concejal solicitado del mismo, quién tenía a su cargo a múltiples usados municipales para llevarla a cabo. Entre ellos recordamos a Paco Poleo, Ángel Bacallado, Manuel Sierra, Miguel Ángel y Tomás. El Mercado recibió el nombre de Nuestra Señora de África, en recuerdo a la onomástica de la mujer del General, al tiempo que al puente se le denominó Serrador en honor al artífice de la obra, poniendo 4 efigies de león en sus extremos, en conmemoración de la gesta que había llevado a cabo en el Alto de los Leones, de la Sierra de La capital de españa. El emprendimiento de construcción fue realizado por el arquitecto Enrique Marrero Regalado, la dirección de la obra estuvo al cargo del arquitecto municipal Enrique Rumeu de Armas, y fueron ejecutadas por la empresa Entrecanales y Távora.
Sorprende la variedad de frutas tropicales de sus tiendas, cada domingo está rodeado por “un indicio” donde venden artículos de segunda mano. En tu paseo por el mercado fíjate bien en esculturas como ‘La lechera’ y el ‘Homenaje al chicharrero’, y en el mecanismo de un reloj de finales del siglo XX.
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Desde este momento, en los alrededores del Mercado, el Ayuntamiento comenzó a derribar las casas que obstaculizaban la testera principal, demolió las ciudadelas que existían en la fachada del incipiente, pavimentó la novedosa vía por la que se accedía a los frigoríficos, etc. Al construirlo, no tuvieron en cuenta que por allí desembocaba el barranquillo del Aceite -hoy transcurre bajo la calle Imeldo Serís- que, cuando llovía fuerte, se desbordaba y socavaba las paredes, al subir la marea, las olas rompían la muralla anegando las instalaciones y, cuando se obstruía, las ratas salían del subsuelo, que era de callaos. Por todo ello, a los 35 años de haberse inaugurado, el edificio fue vendido a una compañía consignataria del puerto, siendo usado como almacén de carbón. El mercado está muy cerca del centro de Santa Cruz, pero hay que atravesar un profundo barranco que separa gran parte de la ciudad de la otra.
Uno de los nombres con los que se conoce al comercio viene de una pequeña escultura situada en su interior, la Virgen de África. Los tres patios descubiertos no alcanzan para mitigar los apetecibles olores que se desprenden de toda esa amalgama de modelos. Lo más curioso es que en ciertos puestos el espacio donde se venden está alicatado de una mampostería blanca con sus habituales baldosines esmaltados que dota a ese comercio de un aspecto diferente, distinguido.
En los aledaños del mismo, se encuentra el TEA , y el conocido como Puente Serrador, que cruza el barranco de Santos para conectar con la calle del Castillo, la principal arteria comercial de Santa Cruz. Aunque el concepto es diferente, asimismo te mencionamos que hay una serie de mercadillos que se marcha colocando cada día de la semana en una población distinta y que proporciona buenas compras y una experiencia muy genuina. No es frecuente que dispongan de puestos de nutrición, sino que se centran en artesanía, ropa, complementos y regalos. Los quioscos de flores, ubicados en el patio central, aportan la nota de color y el aroma con el que se empieza a gozar de esta experiencia. En sus comienzos, los modelos debían venderse en el mismo día, en tanto que no contaba con neveras. El pescado se estuvo conservando con hielo hasta 1957 cuando se instaló la primera cámara frigorífica en el semisótano.
Aplicaciones Municipales
Si lo que buscas es obtener un recuerdo gastronómico para llevarte a casa, es muy aconsejable la miel, el queso, e, incluso, la repostería. Como los vinos de Tacoronte tienen fama, no está de sobra llevarse alguna botella para degustar al regresar. La única pega es que solo abre sábados y domingos por la mañana , por lo que debes poseerlo en cuenta al llevar a cabo el plan del viaje. Recién restaurado, este mercado, mal que le más allá de las considerables superficies que lo cubren, todavía es el corazón comercial de la región. Ninguna verdura más fresca para un buen puchero canario, las mejores carnes, las frutas mucho más exóticas y sabrosas, plantas decorativas y frutales, dulces, cafeterias y restaurantes. La vida se desplaza por las mañanas en torno a este edificio de estilo castrense, cerca del centro pero al mismo tiempo distanciado del estruendo de las calles más transitadas.
Se podría estimar que ese año empieza a ser palpable que los hábitos alimentarios de los ciudadanos han ido cambiando y que suelen decantarse por otro género de shoppings y grandes superficies. La venta de productos frescos desciende y el número de supermercados, que quitan venta a La Recova, suben. Las consecuencias no tardan en llegar y los puestos comienzan a abandonarse (un 30% se quedan vacíos). Durante una década esta situación apenas cambia y no muchos son los vecinos que demandan la fórmula clásico de los mercados.
En este colectivo se palpa un ámbito de compañerismo, aunque todos presuman de vender los más destacados artículos frescos y de gran calidad. Si pasas tus vacaciones en la región norte de Tenerife, toma nota de ese mercado que se ubica en el barrio de San Juan, en la población de Tacoronte. Es un punto de encuentro con solera que se comenzó a poner en torno a 1980 y que brinda la posibilidad a los vecinos de interaccionar de manera directa con los labradores. El ambiente es animadísimo, y los puestos están bien surtidos de fruta, hortalizas, pescado, etc.
Como referencia, el Teatro Guimerá está justo del otro lado del mercado, a unos 500metros. Los comienzos de este mercado se remontan a 1943, año que toma el relevo a una antigua recova situada del otro lado del barranco Beatos. Esas primeras décadas fueron de absoluto esplendor, y se transformó en un espacio imprescindible de San Cruz de Tenerife para obtener alimentos.